LENGUHARÁS

Estudios sobre: lengua, literatura y tradiciones culturales...

martes, 14 de octubre de 2008

CARACTERÍSTICAS DEL LENGUAJE CIENTÍFICO

Cuando un investigador desarrolla proyectos y escribe los análisis y resultados de sus trabajos, utiliza el lenguaje científico. De igual manera ocurre con los estudiantes que cursan estudios en cualquier nivel del sistema educativo cuando estudian una determinada asignatura o realizan un trabajo escolar de investigación. Así mismo, en una revista de divulgación también se utiliza este lenguaje, aunque matizado en sus elementos más críticos por condicionantes periodísticos.
Son muchos los textos donde se puede observar de manera sencilla, la gran utilidad del lenguaje científico; en un prospecto de medicinas, en un manual de instrucciones, en un libro de texto, en una revista especializada, en la lista de ingredientes de una lata de atún, en el informe de un radiólogo..., en todos estos textos, y en muchos más, se utiliza alguna variedad del lenguaje técnico o científico.
Un individuo dentro de su cotidianidad está constantemente en contacto con esta variedad del lenguaje, porque el lenguaje técnico–científico no es más que una variedad del habla que resulta de adaptar la lengua común a la comunicación de contenidos técnicos o científicos.
Por ejemplo, en el contexto aula, el dominio del lenguaje de la ciencia no tiene lugar al margen del aprendizaje de los contenidos científicos en las diferentes asignaturas. Por esta razón, es defendida la idea de que “la enseñanza del discurso científico sólo puede ser abordada en una perspectiva interdisciplinaria, como un problema en el que intervienen y participan todos los profesores”( Roméu, 2000). Esto da lugar a otra idea considerada igualmente fundamental y es que para enseñar a los estudiantes a comprender y producir textos en el estilo científico “ los profesores de todas las asignaturas deben tener clara conciencia del papel que les corresponde, lo cual les exige una preparación lingüística, teórica y metodológica que, generalmente lo aprenden por iniciativa propia, pues se cree que el ámbito del lenguaje es un compromiso privativo de los profesores de lengua.” (Roméu, 2000).
En todo caso, se puede hablar de ciertas características, tales como:
1) No es uniforme, pues, cada rama del saber, cada disciplina, tiene su propio lenguaje. En este sentido, más que hablar de un sólo lenguaje científico, hay que hablar de variedades o subsistemas que coinciden en ciertas características. 2) Es utilizado por sus hablantes en una parte de su actividad; fuera de ella hacen uso de la lengua común. La dificultad de estos lenguajes los convierte en algo difícil de comprender para el resto de los hablantes. 3) Los textos científicos deben observar las cualidades fundamentales de la ciencia: objetividad, universalidad y verificabilidad. Poseen un registro culto, es decir, los textos científicos suelen poseer un alto nivel de corrección sintáctica y por ello deben ser claros y concisos. 4) La precisión, que se logra fundamentalmente mediante el uso abundante de léxico monosémico, es otro de los rasgos definitorios de este tipo de lenguaje. 5) Son frecuentes el uso de oraciones subordinadas adjetivas explicativas, que actúan como aclaración de sus antecedentes. 6) Prevalece el uso de incisos, aposiciones y enunciados parentéticos entre comas, rayas o paréntesis. La repetición de palabras, desaconsejada en otros tipos de textos, se tolera en los técnico–científicos por su valor aclaratorio. 7) Se utilizan enlaces extraoracionales, tanto los que distribuyen secuencialmente los párrafos, como los que establecen relaciones de conclusión o consecuencia. Los modos de expresión son expositivo y argumentativo. 8) Asimismo, existe el criterio bastante generalizado de que las características del discurso científico son: su impersonalidad, que se revela en que no descubre la subjetividad o personalidad del autor; su objetividad, al reflejar el conocimiento de la realidad, su esencia y las leyes que la rigen; y la exactitud que, como rasgo de la ciencia, permite develar la esencia de forma precisa. 9) Sin embargo, en los últimos tiempos, a partir de la Semiótica del Discurso, se considera que, al igual que otros tipos de discursos, el científico está expuesto a la manipulación por parte del autor, quien se vale de todas los elementos permitidos para presentar de forma comprensible sus ideas y ofrecer argumentos convincentes, que garanticen la aceptación de los lectores.
Sin duda, hay que reconocer la existencia de una intención comunicativa en el autor de este tipo de texto, el cual lo lleva a presentar las ideas y a argumentarlas a fin de lograr su propósito, valiéndose de determinadas estrategias, a partir de su percepción de la realidad, lo que de cierta manera personaliza la exposición; de igual forma, hay que admitir que toda construcción teórica, está marcada por la cultura e ideología del autor, lo que revela la subjetividad de este y el carácter histórico e ideológicamente condicionado de las teorías que propone, así como su valor relativo, que les atribuye cierto grado de inexactitud.
Ahora bien, ninguna de estas características niega la necesidad de que se exprese el conocimiento científico de forma precisa, objetiva y fidedigna, refiriendo el resultado de las observaciones y reflexiones, sin pretender ocultar la realidad o tergiversarla.
GLENYS PÉREZ

EL ARTÍCULO CIENTÍFICO

El artículo científico es un informe escrito que comunica por primera vez los resultados de una investigación. Los artículos científicos publicados en miles de revistas científicas componen la literatura primaria de la ciencia. Los libros y los artículos de síntesis (review articles) que resumen el conocimiento de un tema componen la literatura secundaria.
Tipos o Categorías

Barahona y Barahona (2002) clasifican a los artículos científicos en cinco tipos o categorías:

Artículos experimentales: “La UNESCO (1969) los llama “Memorias Científicas” y dice que están redactados de tal manera que un investigador competente pueda: primero, reproducir el experimento y obtener los resultados descritos con la misma precisión o sin exceder el margen de error indicado por el investigador; segundo, repetir las observaciones, los cálculos o las deducciones teóricas realizadas por él; y tercero, juzgar sus conclusiones”.

Artículos correlacionales: “Contienen trabajos en los cuales se determina en qué grado dos o más variables están relacionadas”.

Artículos observacionales: “En ellos se informa sobre observaciones de hechos que se registran tal como se efectúan en la naturaleza, sin intervención del observador”.

Artículos de revisión: “En ellos se examinan áreas particulares de un trabajo (APA, 1977) o de un tema especial con el fin de informar sobre los avances más destacados que dicho tema ha tenido en un período de tiempo determinado”.

Artículos teóricos: “Los artículos teóricos pueden entenderse en sentido amplio y en sentido estricto; en sentido amplio, un artículo teórico es aquel que expone conocimientos organizados, considerándolos con independencia de toda aplicación; en sentido estricto, un artículo teórico es aquel en el cual se expone un sistema de hipótesis entre las que se destacan las leyes acerca de un sector de la realidad”.

GLENYS PÉREZ

ESTRUCTURA DEL ARTÍCULO CIENTÍFICO

Título: Debe ser corto, conciso y claro. Los más efectivos tienen menos de 10 palabras y no deben incluir abreviaturas ni acrónimos. Todos los acrónimos utilizados en el texto deben ser seguidos, la primera vez que se mencionan, de un paréntesis con su significado. Es aconsejable que el título sea escrito después de redactar el núcleo del manuscrito.
Resumen (Abstract): Generalmente se redacta hasta tener presente los alcances de los resultados y las posibles implicaciones. Su redacción dependerá de que tipo de contenido contenga el grueso del artículo y de los resultados. El resumen da una visión de conjunto del trabajo. Un buen resumen debe permitir al lector identificar, en forma rápida y precisa, el contenido básico del trabajo; no debe tener más de 250 palabras (algunos autores refieren hasta 350 palabras )y debe redactarse en pasado, exceptuando el último párrafo o frase concluyente.
Palabras Clave: Las palabras clave (keywords) son una lista de cuatro a ocho términos descriptivos del contenido principal del artículo. Estas palabras se imprimen después del resumen o al pie de la primera página y son usadas por los servicios bibliográficos (Biological Abstracts, etc.) para clasificar el trabajo bajo un índice o tema particular. Las palabras clave se escriben en inglés porque las recopilaciones bibliográficas más importantes se publican en ese idioma.
Introducción: La introducción informa tres elementos muy importantes de la investigación: el propósito, la importancia y el conocimiento actual del tema. El relato comienza con elementos generales (a menudo cronológicamente) y estrecha hasta llegar al propósito del proyecto.
Materiales y Métodos: En esta sección se responde a la pregunta de "cómo se ha hecho el estudio". Una vez que se han visto las razones por las que merece la pena acometer el proyecto, hay que pensar en cómo llevarlo a la práctica. Un magnífico proyecto puede resultar inválido o ineficiente si no utiliza la metodología adecuada. Muchos estudios fracasan por defectos en la metodología utilizada.
Resultados: Esta sección es el corazón del artículo científico porque aquí se informan los resultados de la investigación. Las revistas tradicionales presentan los resultados mediante texto, tablas y figuras. Las revistas electrónicas pueden incluir también sonido y vídeo. La sección de resultados se escribe en tiempo pasado (se encontró, se observó, etc.).
Discusión: Es la parte del motor que mueve la investigación, o el corazón de la investigación y se genera en base al problema. La mayoría de las personas después de haber leído el resumen, recurren a la lectura de la discusión (sin embargo, los expertos recomiendan que después de leer el título, lo primero que hay que leer son los método). Por supuesto, lo ideal sería ver todo el documento.
Conclusiones: Esta sección del artículo científico es opcional y por lo general sólo se incluye en artículos largos o en trabajos que tienen una sección de discusión extensa. La forma más simple de presentar las conclusiones es enumerándolas consecutivamente, pero podrías optar por recapitular brevemente el contenido del artículo, mencionando someramente su propósito, los métodos principales, los datos más sobresalientes y la contribución más importante de la investigación. La sección de conclusiones no debe repetir excesivamente el contenido del resumen.
Lista de Referencias (Bibliografía, Referencias Consultadas, Referencias Bibliográficas): Las referencias permiten identificar las fuentes originales de ideas, conceptos, métodos, técnicas y resultados provenientes de estudios publicados anteriormente, orientan al lector con mayor extensión y profundidad en el sustento teórico en que se fundamenta el estudio. Salvo casos de publicaciones de gran relevancia histórica, las citas deben ser recientes, no superiores a los 5 años en caso de un trabajo de revisión.
GLENYS PÉREZ

MANUALES DE REFERENCIA

Según Fernández de Silva (2007), un manual es un compendio de lineamientos, datos e informaciones generales y particulares relativas a un asunto determinado que establece normas, técnicas y procedimientos en función del “cómo hacer” dicho asunto. Un manual constituye una herramienta auxiliar del trabajador, investigador, técnico o profesional de cualquier rama y nivel, por cuanto le suministra informaciones precisas de primera mano y le orienta sistemáticamente para la ejecución eficiente y oportuna de la tarea comprendida.
Normas APA: Contempla uno de los manuales de normas para la elaboración de trabajos de investigación y publicaciones científicas más conocidos editado por la American Psychological Association (APA), bajo el título Publication Manual of the American Psychological Association (nombrado Manual de la APA ), el cual recoge los sistemas y criterios de mayor uso en el campo de las Ciencias Sociales. Estas Normas no sólo han sido adoptadas por un número significativo de revistas en distintos países del mundo, sino también adaptadas e incorporadas en las reglamentaciones de muchos programas de postgrado de instituciones universitarias de prestigio.
El Manual APA, especifica al detalle la presentación estructural de los textos, márgenes, tipo y tamaño de letras, paginación, índices y muchos otros aspectos que deben ser observados por los investigadores.
Es preciso señalar que no toda la normativa de la APA es directamente aplicable a los propósitos de elaboración de las tesis y monografías. Primero, porque fue concebida para la preparación de manuscritos provisionales de trabajos de investigación. Y, segundo, porque el contexto inmediato de esa normativa es la lengua, la tradición cultural y los sistemas de información desarrollados en los Estados Unidos, esos aspectos deben ser considerados. De allí, que muchas universidades se han ido planteando su propia normativa (Uribe, 2008), como por ejemplo la UPEL (Universidad Pedagógica Experimental Libertador).
Normas HARVARD: La Universidad Metropolitana de Leeds (Leeds Metropolitan University) editó en 1998 el Harvard Citation and Referencing Guide, bajo el nombre de Quote, Unquote, basado en The Harvard Style of Referencing Published Material, es decir, el estilo de referenciar el material publicado en multiples revistas científicas editadas a nivel mundial, incluyendo algunas revistas venezolanas (como por ejemplo, la Revista de Artes y Humanidades UNICA que edita la Universidad Católica Cecilio Acosta).
El sistema Harvard incluye la elaboración de citas (un solo autor y varios autores) y referencias (libros, revistas, periódicos, conferencias, tesis, informes de investigación, fuentes de video, televisión y cine, CD ROM, direcciones URL, listas de discusión de correos electrónicos, revistas electrónicas, imágenes en línea, documentos de la World Wide Web, así como las Normas que regulan las publicaciones en Gran Bretaña y la Comunidad Económica Europea).
GLENYS PÉREZ

sábado, 27 de septiembre de 2008

EL ENSAYO

El Diccionario de la Lengua Española, define la palabra ensayo como “Acción y efecto de ensayar. Escrito en el cual un autor desarrolla sus ideas sin necesidad de mostrar el aparato erudito. Género literario al que pertenece este tipo de escrito. Operación por la cual se averigua el metal o metales que contiene la mena, y la proporción en que cada uno está con el peso de ella”.
Sin embargo, el verdadero ensayista no cumple con lo anterior, pues no escribe para probar, tampoco lo hace para no terminar y volver a comenzar, sino que por el contrario, produce textos con firmeza, comienza y termina sin pensar si sirve o no lo escrito, el laboratorio es su experiencia de vida y lecturas, además de su propia individualidad. Actualmente, existen diversas posiciones en cuanto a si el ensayo es por esencia literario o no, ahora bien, ante esta dicotomía lo que sí se puede afirmar es que su campo de acción es extraordinariamente amplio, pues, posee características muy particulares dentro de su composición que permiten brindar al escritor fisonomía propia, es decir, sus ideas pueden ser abordadas desde lo estético hasta lo propiamente didáctico y pueden ser organizadas desde la exquisita sensibilidad del autor hasta la conjugación de elementos didácticos-científicos. Asimismo, ante la búsqueda de concretar con exactitud una definición del ensayo, se han propuesto algunas afirmaciones: “El ensayo es un tipo de composición, generalmente breve, en prosa literaria, que expone sin rigor sistemático, pero con honduras, madurez y emotividad peculiares una interpretación personal sobre modalidades libremente seleccionadas de temas científicos, filosóficos o artísticos (Manuel Gayol Fernández). “Es una composición en prosa; su naturaleza es interpretativa, pero muy flexible en cuanto a métodos y estilo, sus temas variadísimos, los trata el autor desde un punto de vista personal; la extensión aunque varía, permite por lo común que el escrito se lea de una vez; revela, en fin, las modalidades subjetivas del escritor (Medardo Vitier). “Escrito generalmente breve, sin el aparato ni la extensión que requiere un tratado completo sobre la misma materia (Diccionario de la Real Academia). Parte del compromiso del escritor cuando se dispone a escribir un ensayo, consiste en pensar profundamente en el tema elegido, explorar en su conciencia juicios claros e impresiones que nunca antes había imaginado. A partir de ese proceso reflexivo, acompañado de la investigación, el autor debe estar en la posibilidad de expresar sus propias ideas, estructuradas en forma ordenada, sin limitarse a ofrecer un resumen del tema. Entonces, un ensayo debe contener el análisis, interpretación o evaluación de cierto tópico. Entre los elementos que necesariamente deben cumplirse al desarrollar un ensayo, se pueden nombrar los siguientes: Proponer contenido de interés y bien documentado, uso de una argumentación apropiada y bien organizada y correcto empleo del discurso, además del cuidado de la cohesión y coherencia de las ideas, sin dejar de lado a los aspectos formales de la escritura. Quien escribe debe tener presente que lo hace para un lector.
Realmente no existe un orden esquemático riguroso que deba ser impuesto al escritor para la producción de un ensayo, sin embargo, es importante aliarse con un orden y método, pues, es necesario utilizar un sistema que permita un desarrollo conveniente, tanto para el escritor como para el lector; el escritor para hacer llegar sus ideas y el lector para comprenderlas. De allí, que se deba cuidar la exposición de éstas y que al mismo tiempo permitan al ensayista actuar y mostrarse con libertad y propiedad. Una estructura sencilla puede ser: introducción, exposición y conclusiones. En la introducción, el ensayista pone de manifiesto el tema desarrollado, su importancia, la orientación y finalidad del trabajo. Es decir, se ilustra al lector todo aquello que permita contextualizarlo con la temática del ensayo. En la exposición, el escritor se atreve a realizar todo lo relativo a afirmaciones argumentadas y sustentadas, análisis, comparaciones, críticas, apreciaciones. Es la parte donde el autor da a conocer todo el acervo de conocimientos que posee acerca del tema, llevando de la mano al lector a través del pensamiento, conocimientos y originalidad. En las conclusiones, el autor enuncia sus propias opiniones y particulares reflexiones finales después de realizar ese gran recorrido de análisis y críticas acerca del tema planteado. En fin, escribir un ensayo requiere de un gran dominio acerca de un tema dar a conocer opiniones y puntos de vista, pero sustentados de manera organizada y formal.

GLENYS PÉREZ

martes, 23 de septiembre de 2008

LAS CONCLUSIONES

Las conclusiones de la investigación deben tener correspondencia directa con los objetivos. Además, se resumen los principales resultados y los aportes más significativos del trabajo. Dentro de las conclusiones, pueden incluirse recomendaciones y citas de autores que respalden las aseveraciones del autor. Según Henríquez y Zepeda (2004), las conclusiones deben ser presentadas claramente “como respuesta a la interrogante que originó el estudio y a los objetivos planteados, por lo tanto debe haber tantas conclusiones como objetivos. Es conveniente dejar en claro las limitaciones que el estudio presentó y la forma como pudieron afectar las conclusiones”. Para Mari (2004), esta sección por lo general sólo se incluye en artículos largos o en trabajos que tienen una sección de discusión extensa. La forma más simple de presentar las conclusiones es enumerándolas consecutivamente, pero se puede optar por recapitular brevemente el contenido del artículo, mencionando someramente su propósito, los métodos principales, los datos más sobresalientes y la contribución más importante de la investigación. La sección de conclusiones no debe repetir excesivamente el contenido del resumen. De acuerdo a Molero (2004), las conclusiones le permiten al autor o autora, autores o autoras, expresar la opinión, estableciendo relaciones entre los hechos, señalar causas y consecuencias, establecer alternativas, expresando la confirmación o el rechazo de la (s) hipótesis, planteando nuevas posibilidades de investigación. No es obligatoria la inclusión de las recomendaciones que el autor formula como consecuencia del estudio realizado. Sin embargo, éstas deben ser operativas, es decir, orientar claramente cómo se lograrán pues contribuyen a la solución de problemas.
FUENTE: UNIVERSIDAD CATÓLICA CECILIO ACOSTA (2008).

LAS REFERENCIAS EN UN TRABAJO O ARTÍCULO CIENTÍFICO

“Las referencias permiten identificar las fuentes originales de ideas, conceptos, métodos, técnicas y resultados provenientes de estudios publicados anteriormente, orientan al lector con mayor extensión y profundidad en el sustento teórico en que se fundamenta el estudio” (Artiles, 1995). Se incluyen todas las fuentes que han sido citadas en la investigación. No deben incluirse documentos que sólo hayan sido consultados sin haber sido citados. Las referencias comprenden: Libros, revistas arbitradas, direcciones URL, trabajos de grado, tesis doctorales, documentos, leyes, manuales, ponencias presentadas en eventos, materiales no publicados, entre otras. Se ordenan alfabéticamente y su estructura corresponde al sistema que exija la institución, revista u otros, por ejemplo, el sistema Harvard o APA. Según Soler y Piñeiro (2004), se citará según la normativa exigida por la revista elegida o la Editorial científica, por ello existen diferentes normas reconocidas internacionalmente y que deben ser tomadas en cuenta por el investigador. El nivel de actualización del artículo científico, se determinará atendiendo a las referencias consultadas y que se encuentren en los últimos 5 años de publicación.

FUENTE: UNIVERSIDAD CATÓLICA CECILIO ACOSTA (2008)

martes, 26 de agosto de 2008

LA INTRODUCCIÓN EN UN TRABAJO CIENTÍFICO

Muchos creen que la "introducción" de un trabajo, dentro de todo lo que supone una investigación, es la tarea más fácil. Bajo tal argumento la asumen sin el cuidado y ponderación redaccional necesarios. Quienes piensan de esa manera, cuando van a enfrentar su construcción, ya tienen en ésta la primera dificultad del trabajo. La introducción forma parte esencial de la estructura de todo texto científico. No es un relleno. Necesariamente la introducción debe ofrecer una idea a priori de lo que contiene la totalidad del documento. Sus párrafos deben contemplar, en una aproximación muy breve (se habla de 2 a 3 páginas), la problemática que se analiza, su importancia y justificación, los objetivos y los resultados fundamentales. La definiríamos, estando al tanto del riesgo que asumimos, como la escritura esquematizante de la investigación. El lector debe tener en la introducción una guía de la textualización del trabajo científico realizado. Sin duda que en ésta se recoge la esencialidad de cualquier resultado investigativo. Para Zuleyma del Rosario Santaya (ver su libro Guía para la elaboración formal de reportes de investigación, UCAB, 2006) la introducción debe, en primer término, contemplar brevemente el planteamiento del tema que se está investigando, en segundo lugar, afirma que los antecedentes del problema deben mostrarse, ya que la revisión de la literatura temática es un indicio que le da mucha credibilidad al investigador y confirma que su búsqueda y revisión heurística fueron exhaustivas. Un tercer aspecto importante que debe tener la introducción es la justificación y relevancia teórica de la problemática objeto de estudio. En el muy acreditado Manual de Redacción Científica (On Line) del Dr. José Mari Mutt se expresa que la introducción informa de tres elementos muy importantes de la investigación: el propósito (objetivos), la importancia y el conocimiento actual del tema. Por otra parte tenemos que Inés Otilia Fernández de Silva en su Diccionario de investigación (Sypal, 2007) certifica que en esta parte del discurso se deben presentar los detalles del proceso investigativo, la profundidad del estudio, el diseño metodológico y el modelo epistémico en que se enmarca el proyecto. Por último añadiremos que en la introducción debe tenerse en cuenta tres principios vitales de la redacción: precisión, claridad y brevedad. Además pudiéramos agregarle, para “blindar” su estructura: la coherencia y la cohesión. Entendiendo a la primera como la homogeneidad que existe entre las relaciones pragmáticas y contextuales del texto, en cuanto a su aspecto léxico-gramatical y a la segunda como la consistencia textual de los diferentes “enlaces intraverbales” que fortalecen la base semántica y significativa del trabajo. Si la investigación concluida es un producto científico que necesitamos “vender”, la introducción debería ser como El Aleph borgiano, esto es, un punto en el espacio escritural que contiene todos los puntos, una página donde se muestren todas las páginas de esa investigación. Lic. Duglas Moreno

PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA

Es común encontrase en la calle o en instituciones educativas con personas que manejan valiosas ideas sobre lo que se debe investigar. Argumentan detalladamente la situación, abundan en diagnósticos; estos casi siempre avalados por la intuición, rara vez basados en argumentos científicos, no obstante demuestran poseer un dominio considerable sobre la temática abordada. Ahora bien, todo cambia cuando se les exhorta a que la escriban, es decir, a que hagan el planteamiento del problema. La idea original parece entrar en los dominios de lo insondable. No sé qué pasa; pero toda la disertación oral, expuesta anteriormente con dramatismo y crudeza, se disipa. La memoria, aparentemente queda en blanco y emerge entonces, una fugaz y arcánica letrilla que no guarda ninguna relación con las palabras que se exponían con una clarividencia envidiable. Hasta aquí tenemos que delinear de forma escrita que cualquier propuesta no resulta fácil, no sólo por la complejidad propia de cada tema de investigación, sino porque el proceso de redacción textual es uno de los más difíciles de cohesionar en el acto comunicacional. Los que asiduamente realizan trabajos de investigación que se encuentran en la fase inicial de un proyecto saben que pasar de la idea al planteamiento del problema, representa uno de los nudos críticos de toda actividad investigativa. Algunos teóricos del proceso científico (R. Ackoff, entre otros) sostienen que si un problema se plantea correctamente, la investigación se encuentra parcialmente resuelta. Claro, lo difícil es hacerlo en términos “concretos” y “explícitos”. En el excelente texto: Metodología de la investigación (2003) de Roberto Hernández Sampieri y otros, se expone que plantear el problema consiste en “afinar y estructurar más formalmente la idea de investigación”. En el mismo libro se confirma que el desarrollo de este aspecto conlleva la consideración de los objetivos, las preguntas de investigación, los límites temporales y espaciales, así como la justificación del estudio. Una vez que se ha concebido la idea de investigación y el científico, estudiante o experto social han profundizado el tema en cuestión (acudiendo a la bibliografía básica, así como consultando a otros investigadores y fuentes diversas), se encuentran en condiciones de plantear el problema de investigación. En realidad, plantear el problema no es sino afinar y estructurar más formalmente la idea de investigación. El paso de la idea al planteamiento del problema puede ser en ocasiones inmediato, casi automático, o bien llevar una considerable cantidad de tiempo; lo que depende de qué tan familiarizado esté el investigador con el tema a tratar, la complejidad misma de la idea, la existencia de estudios antecedentes, el empeño del investigador y las habilidades personales de éste. El seleccionar un tema, una idea, no coloca inmediatamente al investigador en una posición que le permita comenzar a considerar qué información habrá de recolectar, por qué métodos y cómo analizará los datos que obtenga. Antes necesita formular el problema específico en términos concretos y explícitos y de manera que sea susceptible de ser investigado por procedimientos científicos (Selítiz et al., 1976). Como señala Ackoff (1953), un problema correctamente planteado está parcialmente resuelto, a mayor exactitud corresponden más posibilidades de obtener una solución satisfactoria. El investigador debe ser capaz no Sólo de conceptuar el problema sino también de verbal izarlo de forma clara, precisa y accesible. En algunas ocasiones el investigador sabe lo que desea hacer pero no puede comunicarlo a los demás y es necesario que realice un esfuerzo por traducir su pensamiento a términos que sean comprensibles, pues en la actualidad la mayoría de las investigaciones requieren la colaboración de otras personas. Lic. Duglas Moreno

ANALISIS DE RESULTADOS

Se relaciona con la exposición ordenada y sistemática de los resultados obtenidos en el trabajo, con la demostración de las hipótesis planteadas. Dado que los resultados son el fundamento de las conclusiones, en la discusión se establecerá la relación entre unos y otras, pero, a la vez, con los objetivos de la introducción. Igualmente, se brindará una comparación de los resultados propios y los de las investigaciones de los otros autores (antecedentes), con el propósito de que la discusión dentro del flujo de los resultados de las indagaciones precedentes, conformen lo que se llama "diálogo de la ciencia" (Moyano 200: 124). Por eso esta autora dice: "La discusión es, entonces, la exposición del punto de vista del autor acerca de lo obtenido en el trabajo, puesto en diálogo con la opinión de otros sobre lo observado en otros estudios y con el marco teórico en el que se basa la investigación" (2000: 125).

EL MARCO TEÓRICO

Un marco teórico (o conceptual) es el grupo central de conceptos y teorías que se utilizan para formular y desarrollar un argumento (o tesis). Esto se refiere a las ideas básicas que forman la base del sustento teórico del trabajo a desarrollar, mientras que la revisión de literatura se refiere a los artículos, estudios y libros específicos que se usan dentro de la estructura predefinida. Tanto el argumento global (el marco teórico) como la literatura que lo apoya (la revisión de literatura o antecedentes) son necesarios para desarrollar una investigación cohesiva y convincente. Por ejemplo, si se escribe un trabajo sobre la educación bilingüe y se desea tomar una posición positiva sobre el uso de la lengua materna en las escuelas, sería necesario desarrollar un argumento que explique por qué dicha instrucción sería beneficiosa. No es suficiente demostrar que tres estudios encontraron este método de instrucción eficaz (la revisión de literatura o antecedentes), también es necesario detallar cuáles teorías guiaron tal propuesta, como la hipótesis de interdependencia lingüística de Cummins, la hipótesis del bilingüismo aditivo de Lambert o la teoría del esquema. Con estas teorías analizadas para crear un marco teórico, se puede después colocar/organizar toda la literatura en esta estructura.
Julia Scherba de Valenzuela, Ph.D.

lunes, 7 de julio de 2008

LOS ESPEJISMOS DEL LENGUAJE

Antes de profundizar o levitar sobre el tema de hoy, nos gustaría dejar claro algunas cosas. No escribimos para modelar el discurso de la gente, así como tampoco para representar a los “puristas” de la lengua; solo tratamos de compartir nuestras ideas acerca del habla cotidiana con los lectores amigos. La originalidad, la verdad o la perfección sobre el uso del lenguaje están indefectiblemente en otra parte. Vayamos al punto. Muchas son las ocasiones en que algunos términos lingüísticos, por su semejanza, nos han hecho una mala pasada. Los empleamos equivocadamente, ya que guarden entre sí, un alto grado de similitud; tergiversando de esa manera, el sentido final del discurso. Cualquiera puede decir: imputar por amputar, absceso en lugar de acceso, trivial por tribal, frialdad por fealdad, adoptar por adaptar, horno en vez de olmo, cuota por cota, inerte por inerme, continencia en lugar de contingencia, endeble por indeleble, perífrasis por paráfrasis, cópula por cúpula, absorber por absolver, etcétera. En el último ejemplo, no se confunda su uso con los fenómenos de lambdacismo (pronunciar absolver cuando debió usarse absorber) o rotacismo (hablar de absorber, cuando el contexto lingüístico demanda absolver). Este parentesco lexical viene dado, lógicamente, en las dos formas básicas de la realidad comunicacional, ya sea en su propiedad escritural o en su particularidad fónica. Sin embargo, suele pasar con mucha frecuencia en el acto conversacional y es poco común en la escritura; dado el carácter cuidado de la última. A veces reconocemos la falla, pero en otros casos, queda allí la huella indisoluble de nuestro desliz o inexactitud. Las palabras paronímicas tienen una analogía fónica o grafemática, no guardan relación fenoménica con los términos homógrafos o con los vocablos homófonos. Los primeros se diferencian semánticamente, aunque su escritura sea idéntica. Es el caso de “haya” (árbol) y de “haya”, en su condición de forma verbal de haber. Véase igualmente la palabra “haz” fungiendo como imperativo singular de “hacer” (haz que vuelva) y “haz” como sustantivo (un haz de luz). En cuanto a la homofonía tenemos que esta realidad es diferente, pues son vocablos que se oyen igual, pero tienen significados distintos. Solo aprecien estos ejemplos: tuvo (verbo), tubo (pieza cilíndrica); barón (título nobiliario) y varón (niño); obsérvese que en las partidas de nacimiento se dice: niño varón. Aunque no se justifique, en este tipo de documento jurídico, se escribe igualmente niña hembra, dándole a esta construcción sintáctica un rasgo pleonástico. Las voces paronímicas no son neologismos, sino que éstas forman parte del lexicón de un idioma. Se deduce entonces, que la paranomasia es una trama lúdica donde sus componentes lingüísticos están debidamente registrados en la lengua. Estimados lectores, expongo estas cosas sobre el habla cotidiana, pues observamos que cuando a alguien se le va una liebre en los escarpados escenarios sociolectales, es objeto de ataques feroces y desmedidos. Recuerdan aquello de adquerir por adquirir. Recientemente un político venezolano le pidió peras a un horno o aquél que le dijo a la audiencia: soy un hombre inicuo, creyendo que se estaba calificando de inocuo, es decir, de humilde, inofensivo; cuando realmente había expresado que lo animaba la crueldad. Nunca olvidemos que en nuestra sociedad los “errores” en el manejo del idioma son muy costosos. Se dice que en el siglo pasado, por la década de los cuarenta, un venezolano perdió la oportunidad de ser Presidente del país, al escribir en un papelito que estaba muy “entuciasmado” con su candidatura. Cuando hablamos o escribimos exponemos nuestra competencia lingüística y comunicativa al descubierto, ya que la equivocación siempre acecha en cada enunciado. Solo debemos tener la lucidez para subsanar el entuerto y seguir, a no ser que usted, por miedo, haya decidido guardar silencio para siempre. Es cierto que en ese estado, jamás se equivocará, pero de igual manera, nunca tendrá nuevamente el placer de oír los espejismos del lenguaje. DUGLAS MORENO

CACHAMAS BAULEÑAS Y PLOMIZAS

El caso es que desde niño a uno le van creciendo como dos imágenes bien diferentes de El Baúl. Primero tenemos un perfil que culmina como en un puerto amplio, con hombres sudorosos y mujeres bajando cuidadosamente de bergantines repletos de comida y vituallas y la otra semblanza es un pueblo lleno de tradiciones que guarda para sí a los verdaderos llaneros de Cojedes. No es que los demás no lo sean, pero tener la estirpe y las uñas para las cuerdas de un arpa y el gañote serenito para pegar un tañío y hacer que los demás copleros se vayan a la cocina, no es tarea fácil. El Baúl es arpegios y coplas. Esto se comprueba viendo a Don Amado Lovera bregando con una camoruca o escuchando a Ángel Zapata en un festival de música recia. Ser bauleño es llevar la esencia de la llanura en el alma. Siempre El Baúl está ahí como un eco infinito, como una identidad del más allá o del más nunca en nuestras sabanas; quizás deseando que Jorge Noche tenga la canoa por ahí mismo, como si él fuera el verdadero Caronte del llano. Ahora, cuando uno remonta Las Galeras de El Pao, y luego se deja caer carretera abajo hasta llegar al Paso de San Miguel y lo conoce, entonces sabe que por el río bauleño llegan sólo unas lanchas con pescadores y más nada. No hay otros navíos, digamos que barcos o chalanas, en las barrancas. Usted verá solo un montón de casas, por la calle Los Placeres, que vienen como saliendo de las corrientes del Cojedes. Y en cuanto a los llaneros, sí que los tenemos y “de a bastante”. Hombres y mujeres que trabajan incansablemente por unas calles largas y otras más cortas. Desde hace rato quiero decirles que en El Baúl, a veces, pega un calor macho de verdad, es como si anduviéramos revoloteando en las puertas del infierno. El Baúl ha estado siempre unido a un río. Se dice que hacia mil ochocientos cincuenta y tanto se veían embarcaciones grandes cargadas de añil, tabaco, pescado, algodón, cueros, licores y otros suministros. Parece que su destino anda fijo a los tremedales. No obstante, ha querido huir, quebrar ese hado extraño, es por eso que ya no está donde Fray Villanueva lo fundara en 1744. El llano cojedeño es lejanía, es por eso que hasta sus pueblos caminan. Aquí todo es un andar. Ahora más que nunca se cierne sobre El Baúl, este signo diluviano. Las lagunas que están construyendo -y que pa criar cachamas- dan un miedito. Nosotros sabemos que va a haber trabajo y comía, pero es que las hicieron donde está el llegadero de las aguas. Y mire, donde usted tiene agua y llega más agua, lo que queda es recomendarse al Señor. Cuando los ríos se ponen furiosos no respetan eso que llaman progreso. Un lomoeperro, un terraplén eso es nada. Ojalá que Santa Rosa y San Ramón no prendan un día de estos, un buen baile, llover parejo pues, porque a nosotros nos va tocar bailar sin tener fiesta. Cuando caiga una latadeagua, como las que a veces manda San Juan, en las cabeceras de Tinaco, esas lagunas van a ser un solo mar y las cachamas van llegar solitas a las puertas de las casas. Más bien vamos a tener que espantarlas. Hubo silencio y ya no hice más anotaciones. Permaneció un buen tiempo pensativo. Nos despedimos y me quedó ese sabor amargo de la verdad que no tiene dolientes. Me refiero a la verdad que la gente del campo dice; pero que muchos no aceptan. El saber del pueblo es menospreciado por los conocimientos que se traen de las universidades. ¿Hasta cuándo un proyecto económico va a ser más importante que la vida? El hombre se marchó. Después fue solo una sombra entre las casas del pueblo. Mientras allá lejos, las máquinas seguían hundiéndose ferozmente en la tierra, en el lodazal. Duglas Moreno

PLOMO

Escena 1.- La madre anda en su autotaxi y las luces en rojo de un semáforo, hacen que se detenga. El hijo revisa unos apuntes de clase. Ella mira fijamente el pedazo de hierro que cuelga en el aire. La mujer sobrepasa, y bien largo, los 50 años. El joven puede tener apenas unos 18. No hay diálogo, solo una espera que se matiza con golpecitos en el volante. Hasta que el hijo le suelta en forma apremiante: Mamá: ¡Plomo! ¡Plomo! La desesperada mujer se lleva las manos a la cabeza y grita: ¿Un atraco? ¡Dios mío! Pero bueno pure, qué atraco, ni qué nada, que le des, que arranques, tienes luz verde. La señora toma el sendero nuevamente y piensa que solo fue un susto, pero ya su cuerpo no es el mismo. El pie derecho anda entre los frenos y la aceleración como un pez vivo. El auto se pierde por la avenida y al semáforo llega otra vez el color rojo. Escena 2.- Justo en una pasarela de la vía se cruzan las busetas. Van, como siempre, a una velocidad endemoniada. Los pasajeros oímos insistentemente la voz de un hombre: agua, helado, malta, tostones. Después a otro: coquitos, dulce de coco, la conserva. Se vale llevar. El colector nuestro, saca medio cuerpo por la puerta de la buseta, como si la vida no le importara nada, se estira y hace con su pulgar y el meñique una señal y deja escapar: ¡Plomo! En la otra buseta entienden perfectamente el mensaje y aceleran más, como si no bastará con el empuje que llevan. El chofer, ante el espejo, sonríe y le da más volumen al radio. Escena 3.- El comisario policial, vestido impecablemente, dice a la prensa la verdad. Nuestros funcionarios llegaron al lugar de los hechos y desde el destartalado rancho nos cayeron a plomo. Tuvimos que responder con nuestras armas, no le íbamos a salir con ramos de flores. Seguidamente, aparece en la cámara de la tv, una mujer que entre sollozos afirma: él no era malo. Hasta deporte hacía. La policía no puede ver a los muchachos de aquí porque el saludo que les da es plomo. El periodista cierra la noticia notificando que el abatido deja 3 niños huérfanos y una joven esposa. Escena 4.- El mecánico ajusta la última tuerca. Ha concluido su faena. El asistente lo mira y le pregunta: ¿Será que le doy? El mecánico, confiado de su trabajo, le dice: ¡Plomo! Ese motor quedó fue fino. Celebran, recogen las llaves y se van. El término plomo, como bien saben ustedes queridos lectores, tiene un amplio uso, en el muy diverso espectro gramatical. Es una suerte de comodín lingüístico. Tal vez llegue a ser un panlexema como bien lo es, actualmente, vaina y molleja. Pudiéramos decir que se encuentra en una etapa de expansión. Para que obtenga la categoría panlexemática, debe tener mayor presencia en el habla cotidiana y cubrir las principales categorías gramaticales, es decir, ser verbo: plomear, sustantivo: plomo, adjetivo: plomizo, etcétera. Si revisamos las escenas que les mostramos anteriormente, nos vamos a encontrar que en la primera, el término plomo, significa arrancar. En la segunda se entiende: acelera más, no te detengas. En la tercera, plomo es bala, o sea muerte y en la última, la expresión conlleva un trasfondo adverbial: equivale a sí. En definitiva, es la gente la que le otorgará la condición de panlexema a plomo. Tendrá que hacerse una costumbre en el discurso diario. Todo en la vida es plomo. Los juguetes tienen plomo, las aguas del río son una mina pero de plomo, muchas personas caen como un plomo: pesadísimas. Y por último, este artículo sale publicado con plomo en el ala, es decir, no está muy bueno.
Duglas Moreno

MORTADELA DE LA ANCHA

La sombra de Babel siempre merodea el habla y la escritura. Recordemos que ese mito refiere la confusión lingüística que los hombres tuvieron cuando construían una torre en la que pretendían llegar hasta los sagrados parajes de Dios. Asegura Fernando Lázaro Carreter (2003) en su libro: El nuevo dardo en la palabra, que el caos en la comunicación era tan colosal que si a un esclavo se le pedía que puliese un pedrusco, el sujeto se quitaba una sandalia y si le solicitaban un botijo de mezcla, traía un mechón de esparto. Es como si Ud. fuera a un restaurante y ordenara un pabellón y el mesonero se apareciese con una sopa de costilla o más sencillo: le pides a tu señora un besito, tú sabes para subir los puntos, y te lanza en la cara un “recibo de luz”. Con este artículo, ciertamente, no planteamos una situación babélica, sin embargo, debemos analizarlo, obviando la semántica real (denotación), pues lo relevante en el texto es su carga connotativa. La mortadela, ciertamente, es un embutido. Pero aquí no estamos hablando de comida, esta expresión nos dice que alguien está muerto. Es común oír que a fulano de tal, anoche en el barrio o en plena ciudad, lo dejaron fue mortadela de la ancha, es decir, lo enviaron derechito para el cielo. Hay otras formas expresivas para aludir lo mortuorio, sin que se le nombre explícitamente. Veamos: le dieron matica de café o matarile, en estos casos, lo funesto no es de naturaleza física, sino pasional, se quedó sin pareja, lo mandaron a freír monos, etcétera. Obsérvese que existe una aproximación fónica, entre mortadela, matica, matarile y la palabra muerte. Este acercamiento fonético hace que la gente entienda esta suerte de resemantización de lo escritural o hablado. Estas creaciones eufemísticas (ornatus retórico) en el lenguaje coloquial, soportadas casi siempre en el andamiaje semántico connotacional, son muy comunes. Se basan en la traslación semántica (tropo) de lexías. Es fundamental estar al tanto de ellas; si no es así, corremos el riesgo de no entender nada (pude haber escrito naiboa). Cuando los sindicalistas quieren mantener en una completa incertidumbre a los trabajadores les dicen: parece que a finales de mes pagan algodón (parte de la deuda). Hay un término televisivo que nos ayuda a salir de cualquier aprieto fisiológico (ir al baño) sin que parezcamos ordinarios: vamos a master y ya regresamos. Si la idea es guardar un secreto, aparece Cayetano Lugo, la propia tumba. A los buenos amigos se les dice panadería. Si una mujer va por la calle caminando seductoramente, seguro oirá: Adiós Maracay (maracas), alusivo al movimiento de sus caderas. Es habitual escuchar, cuando la conversación se ha pasado de tono: Miranda, capital Los Teques, deducimos que se rechaza airadamente una propuesta. Guatemala, no es un país, sino una situación infernal. Venancio es un hombre engañado. Graterol o Gratiñán es gratis. Serapio, es cero. Mamandini es limpio, pelando. Esteban de Jesús es Éste (pronombre personal). La música aporta lo suyo: mil bolívares es una milonga. Clarinete es claro, también se dice “hábleme cloro”. Hasta un carro se puede vender en 12 melones (últimamente se habla de palos); suponemos que en 2008, ya no se podrá decir: dame 20 palos y te lo llevas (el carro). Con los tres ceros menos del bolívar, muchas son las ramas que pierde el pobre árbol monetario. Estimados lectores, no estamos ofreciendo un tratado académico sobre el uso gramatical del lenguaje, sólo describimos estas formas de decir algo, tomando otras palabras para hacerlo. Los términos lingüísticos se mueven continuamente, reciben nuevas acepciones. Alex Grijelmo refiere que hay una constante flotación de los significados, nada es eterno, todo cambia. Las palabras serán siempre como las soñó el poeta Vicente Huidobro, aeroplanos vivaces; volarán por los campos, por las ciudades, por las miradas de la gente y vendrán, una vez más, a darnos cuenta del estado borroso e infinito del lenguaje. Duglas Moreno

domingo, 18 de mayo de 2008

COMUNICACIÓN, EDUCACIÓN Y EL USO DE LAS NUEVAS TECNOLOGÍAS

La implantación en la sociedad de las denominadas "nuevas tecnologías", está produciendo cambios insospechados respecto a los originados en su momento por otras tecnologías, como fueron la imprenta y la electrónica. Sus efectos y alcance, no sólo se sitúan en el terreno de la información y comunicación, sino que lo sobrepasan para llegar a provocar y proponer cambios en la estructura social, económica, laboral, jurídica y política. Y ello es debido a que no sólo se centran en la captación y comunicación de mensajes, sino también a las posibilidades que tienen para manipularla, almacenarla y distribuirla.
Como señalan Castell y otros (1986, 13), "Un nuevo espectro recorre el mundo: las nuevas tecnologías. A su conjuro ambivalente se concitan los temores y se alumbran las esperanzas de nuestras sociedades en crisis. Se debate su contenido específico y se desconocen en buena medida sus efectos precisos, pero apenas nadie pone en duda su importancia histórica y el cambio cualitativo que introducen en nuestro modo de producir, de gestionar, de consumir y de morir". Sin lugar a dudas, estas denominadas “nuevas tecnologías” crean nuevos entornos, tanto humanos como artificiales, de comunicación no conocidos hasta la actualidad, y establecen nuevas formas de interacción de los usuarios con las máquinas donde uno y otra desempeñan roles diferentes a los clásicos de receptor y transmisor de información, y el conocimiento contextualizado se construye en la interacción que sujeto y máquina establezca.
En el diccionario de Santillana de Tecnología Educativa (1991), se las definen como los "últimos desarrollos de la tecnología de la información que en nuestros días se caracterizan por su constante innovación."
Estas definiciones, nos aportan algunos hechos significativos que nos van a dar algunas pistas del terreno donde nos vamos a mover. En primer lugar, lo ambiguo y general del término; que giran en torno a la información y los nuevos descubrimientos que sobre la misma se vayan originando; y que pretenden tener un sentido aplicativo y práctico.
En líneas generales las “nuevas tecnologías” lo que hacen es generar y procesar información, como es el caso de la utilización de la informática; facilitar el acceso a grandes masas de información y en períodos cortos de tiempo, como son los discos de CD-ROM y el acceso "on-line" a bases de datos bibliográficas; presentar al usuario la misma información con códigos lingüísticos diferentes, que le permitan centrarse en los que tiene una mayor predisposición o elegir los que se adecuan más a los contenidos emitidos, como son los hiperdocumentos; y la transmisión de la información a destinos lejanos, con costos cada vez menores y en tiempo real, como las videoconferencias. En relación a la aplicación de las “nuevas tecnologías” existe una ventaja directa de esta creación en el campo educativo y es la posibilidad que ofrecen para la simulación de fenómenos, sobre los cuales los alumnos puedan trabajar sin riesgo de ningún tipo, observar los elementos significativos de una actividad, proceso o fenómeno, o descomponer un producto en sus partes o en el proceso seguido para su elaboración. De igual manera, otra ventaja es la interactividad, en virtud de que permite a los estudiantes adquirir nuevos conocimientos y tener una visión de mundo mucho más amplia, a través del Internet. La mayoría de los medios de comunicación, convierten al usuario casi exclusivamente en un receptor de mensajes elaborados por otros, no brindan la posibilidad de participar de la interferencia con el mensaje diseñado, éste tiene que ser observado y analizado en la secuencia prevista por su autor. Por el contrario, las “nuevas tecnologías” permiten que el usuario, no sólo pueda elaborar mensajes, sino también, y es lo importante, decidir la secuencia de información a seguir, establecer el ritmo, cantidad y profundización de la información que se desea, y elegir el tipo de código con el que quiere establecer relaciones con la información. Todo ello dentro de unos márgenes, que pueden ir desde la libertad absoluta, hasta el movimiento en unos límites prefijados por el profesor o facilitador. Los medios de comunicación de masas... lejos de ser abolidos por las innovaciones técnicas se rejuvenecen y se actualizan. Por los aportes técnicos. Un claro ejemplo es el cine con el formato omnimax, que más que eliminar al cine, lo eleva a otros niveles de comunicación y espectacularidad. Pienso que cuando un sujeto "navega" con un hipertexto no sólo está construyendo el conocimiento y lo está adaptando a sus necesidades particulares, sino que también este está desarrollando el pensamiento asociativo. El análisis de las “nuevas tecnologías” tiende a centrarse en dos aspectos básicos: en sus posibilidades, capacidades y potencialidades para la transmisión de información, y en sus efectos socioculturales y políticos. Por lo general se olvida su análisis comunicativo. Para finalizar, es evidente e innegable la relación que existe entre la educación, la comunicación y el uso de las nuevas tecnologías, pues éstas han modificado los entornos clásicos y tradicionales de la comunicación y de la educación. Desde una perspectiva general se pueden señalar tres aspectos fundamentales de la intervención de las “nuevas tecnologías”, en relación con la comunicación y la educación: - Modificación en la elaboración y distribución de los medios de comunicación (el periódico digital). - Creación de nuevas posibilidades de expresión y adquisición de conocimientos (bibliotecas, enciclopedias, diccionarios virtuales, entre otros). - Desarrollo de nuevas extensiones de la información a través de la diversidad (el acceso a otras partes del mundo, comunicarse y ver a otras personas en tiempo real).
REFERENCIAS CONSULTADAS
CASTELLS, M. y otros (1986). El desafío tecnológico. España y las nuevas tecnologías, Madrid. Alianza Editorial. SANTILLANA (1991). Tecnología de la Educación. Madrid, Santillana. UNIVERSIDAD DE CANTABRIA. Las nuevas tecnologías en la educación. Santander, ICE de la Universidad de Cantabria, 245-267. http://tecnologiaedu.us.es/revistaslibros/12.htm 05/03/07

LECTURA, ESCRITURA E INTERPRETACIÓN DE TEXTOS

La lectura y la escritura son actividades interdependientes, prácticas complementarias y recíprocas, escribir es expresar con especial rigor y cuidado el arte de la lectura. Sin embargo, para escribir con efectividad es muy importante el nivel de experiencia lectural del sujeto, lo que implica haber leído antes en una proporción significativa, haber interpretado diversos textos y encontrado en éstos los argumentos suficientes para ser considerados en el momento de iniciar el proceso de escritura. Los textos son leídos e interpretados dependiendo de la disposición anímica del individuo, la edad, las áreas de interés, la interacción con su medio y las lecturas previas. Ser lector se puede convertir en una práctica gratificante siempre y cuando se realice de manera libre y los propósitos que se persiguen estén claros, entre algunos, se pueden nombrar los siguientes: se lee para comprender el mundo, para comprenderse a sí mismo o simplemente para vanagloriarse de ser un gran erudito; de cualquier forma, todas las opciones son válidas cuando el lector obtiene lo que se propone. La lectura es de por sí una actividad placentera cuando se ha convertido en un acto casi natural pero no siempre llega a ser una experiencia. A veces no pasa de ser una actividad más, por ejemplo, cuando se le convierte en una tarea, en un ejercicio de clase o en un pretexto más para hacer un “taller de promoción”. Para que la lectura resulte ser una experiencia, "hay que dejarse afectar, perturbar, trastornar por un texto del que uno todavía no puede dar cuenta, pero que ya lo conmueve. Hay que ser capaz de habitar largamente en él, antes de poder hablar de él”. La escritura, en cambio, es un proceso mucho más complicado ya que en éste entran en juego desde el uso de mínimas normas de redacción y conocimiento de la lengua, hasta complejos procesos de abstracción y transmisión de información. La escritura en gran parte es formalidad, a través de ésta se le presenta el mundo al lector de manera ordenada y clara, no de forma “débil o informal” como se representa en nuestra mente o a través de la oralidad en situaciones cotidianas de socialización. Todo texto es una linealidad de signos que puede ser explicada a través de la observación y el análisis de su estructura interna, es un material homogéneo susceptible de ser observado desde sus elementos más mínimos -los fonemas- hasta la concepción del texto como una extensa frase (si se tratara de una novela, por ejemplo) que expresa una intención, como un discurso. El lector se puede conformar con mostrar la estructura sobre la que se sustenta el texto, tratarlo como un objeto sin mundo y sin autor, sin contexto, dar cuenta del conocimiento de éste a partir del análisis de sus relaciones internas, de su estructura formal. También se puede emprender el camino hacia una lectura de nivel más complejo, vital y enriquecedor, se trata del paso de la observación y la comprensión al paso de la interpretación. Para comprender un texto no es suficiente con explicar su funcionamiento y las particularidades que lo caracterizan a nivel microestructural (tiempos verbales, pronombres, cohesión lexical, etc.); tampoco es pertinente interpretar los textos sólo en relación con los gustos, percepciones o preferencias actuales del lector, es decir, desde perspectivas plenamente subjetivas; lo ideal, cuando de acceder a textos escritos se trata, es concebir la comprensión y la interpretación como dos aspectos complementarios y recíprocos. Es inadecuado concebir la comprensión como una práctica del dominio de las ciencias naturales y la interpretación como el objetivo de las "ciencias del espíritu", la comprensión como un ejercicio objetivo y desapasionado y la interpretación como un proceso subjetivo y dominado por instancias psicológicas. Lo que el lector debe lograr es la fusión de la interpretación del texto con la interpretación de sí mismo. El escrito (a diferencia de la narración o el diálogo oral) conserva el discurso y hace de él un archivo disponible para la memoria individual y colectiva, que permite al lector apropiarse de la escritura con el propósito de realizar nuevas interpretaciones de los textos y de sí mismo. A lo largo del proceso de interpretación, que se empieza a prefigurar a partir de la comprensión, la intertextualidad ocupa un lugar central: si la lectura es posible, es porque el texto no está cerrado en sí mismo, sino abierto a otra cosa; leer es, sobre todo, encadenar un discurso nuevo al discurso del texto, relacionar experiencias anteriores de lectura y de vida y actualizar o activar la lectura de nuevos textos o de textos ya leídos a partir de perspectivas nuevas; la capacidad de reactualización de los textos es lo que garantiza su carácter abierto.