Estudios sobre: lengua, literatura y tradiciones culturales...

martes, 26 de agosto de 2008

PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA

Es común encontrase en la calle o en instituciones educativas con personas que manejan valiosas ideas sobre lo que se debe investigar. Argumentan detalladamente la situación, abundan en diagnósticos; estos casi siempre avalados por la intuición, rara vez basados en argumentos científicos, no obstante demuestran poseer un dominio considerable sobre la temática abordada. Ahora bien, todo cambia cuando se les exhorta a que la escriban, es decir, a que hagan el planteamiento del problema. La idea original parece entrar en los dominios de lo insondable. No sé qué pasa; pero toda la disertación oral, expuesta anteriormente con dramatismo y crudeza, se disipa. La memoria, aparentemente queda en blanco y emerge entonces, una fugaz y arcánica letrilla que no guarda ninguna relación con las palabras que se exponían con una clarividencia envidiable. Hasta aquí tenemos que delinear de forma escrita que cualquier propuesta no resulta fácil, no sólo por la complejidad propia de cada tema de investigación, sino porque el proceso de redacción textual es uno de los más difíciles de cohesionar en el acto comunicacional. Los que asiduamente realizan trabajos de investigación que se encuentran en la fase inicial de un proyecto saben que pasar de la idea al planteamiento del problema, representa uno de los nudos críticos de toda actividad investigativa. Algunos teóricos del proceso científico (R. Ackoff, entre otros) sostienen que si un problema se plantea correctamente, la investigación se encuentra parcialmente resuelta. Claro, lo difícil es hacerlo en términos “concretos” y “explícitos”. En el excelente texto: Metodología de la investigación (2003) de Roberto Hernández Sampieri y otros, se expone que plantear el problema consiste en “afinar y estructurar más formalmente la idea de investigación”. En el mismo libro se confirma que el desarrollo de este aspecto conlleva la consideración de los objetivos, las preguntas de investigación, los límites temporales y espaciales, así como la justificación del estudio. Una vez que se ha concebido la idea de investigación y el científico, estudiante o experto social han profundizado el tema en cuestión (acudiendo a la bibliografía básica, así como consultando a otros investigadores y fuentes diversas), se encuentran en condiciones de plantear el problema de investigación. En realidad, plantear el problema no es sino afinar y estructurar más formalmente la idea de investigación. El paso de la idea al planteamiento del problema puede ser en ocasiones inmediato, casi automático, o bien llevar una considerable cantidad de tiempo; lo que depende de qué tan familiarizado esté el investigador con el tema a tratar, la complejidad misma de la idea, la existencia de estudios antecedentes, el empeño del investigador y las habilidades personales de éste. El seleccionar un tema, una idea, no coloca inmediatamente al investigador en una posición que le permita comenzar a considerar qué información habrá de recolectar, por qué métodos y cómo analizará los datos que obtenga. Antes necesita formular el problema específico en términos concretos y explícitos y de manera que sea susceptible de ser investigado por procedimientos científicos (Selítiz et al., 1976). Como señala Ackoff (1953), un problema correctamente planteado está parcialmente resuelto, a mayor exactitud corresponden más posibilidades de obtener una solución satisfactoria. El investigador debe ser capaz no Sólo de conceptuar el problema sino también de verbal izarlo de forma clara, precisa y accesible. En algunas ocasiones el investigador sabe lo que desea hacer pero no puede comunicarlo a los demás y es necesario que realice un esfuerzo por traducir su pensamiento a términos que sean comprensibles, pues en la actualidad la mayoría de las investigaciones requieren la colaboración de otras personas. Lic. Duglas Moreno

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