Estudios sobre: lengua, literatura y tradiciones culturales...

lunes, 7 de julio de 2008

PLOMO

Escena 1.- La madre anda en su autotaxi y las luces en rojo de un semáforo, hacen que se detenga. El hijo revisa unos apuntes de clase. Ella mira fijamente el pedazo de hierro que cuelga en el aire. La mujer sobrepasa, y bien largo, los 50 años. El joven puede tener apenas unos 18. No hay diálogo, solo una espera que se matiza con golpecitos en el volante. Hasta que el hijo le suelta en forma apremiante: Mamá: ¡Plomo! ¡Plomo! La desesperada mujer se lleva las manos a la cabeza y grita: ¿Un atraco? ¡Dios mío! Pero bueno pure, qué atraco, ni qué nada, que le des, que arranques, tienes luz verde. La señora toma el sendero nuevamente y piensa que solo fue un susto, pero ya su cuerpo no es el mismo. El pie derecho anda entre los frenos y la aceleración como un pez vivo. El auto se pierde por la avenida y al semáforo llega otra vez el color rojo. Escena 2.- Justo en una pasarela de la vía se cruzan las busetas. Van, como siempre, a una velocidad endemoniada. Los pasajeros oímos insistentemente la voz de un hombre: agua, helado, malta, tostones. Después a otro: coquitos, dulce de coco, la conserva. Se vale llevar. El colector nuestro, saca medio cuerpo por la puerta de la buseta, como si la vida no le importara nada, se estira y hace con su pulgar y el meñique una señal y deja escapar: ¡Plomo! En la otra buseta entienden perfectamente el mensaje y aceleran más, como si no bastará con el empuje que llevan. El chofer, ante el espejo, sonríe y le da más volumen al radio. Escena 3.- El comisario policial, vestido impecablemente, dice a la prensa la verdad. Nuestros funcionarios llegaron al lugar de los hechos y desde el destartalado rancho nos cayeron a plomo. Tuvimos que responder con nuestras armas, no le íbamos a salir con ramos de flores. Seguidamente, aparece en la cámara de la tv, una mujer que entre sollozos afirma: él no era malo. Hasta deporte hacía. La policía no puede ver a los muchachos de aquí porque el saludo que les da es plomo. El periodista cierra la noticia notificando que el abatido deja 3 niños huérfanos y una joven esposa. Escena 4.- El mecánico ajusta la última tuerca. Ha concluido su faena. El asistente lo mira y le pregunta: ¿Será que le doy? El mecánico, confiado de su trabajo, le dice: ¡Plomo! Ese motor quedó fue fino. Celebran, recogen las llaves y se van. El término plomo, como bien saben ustedes queridos lectores, tiene un amplio uso, en el muy diverso espectro gramatical. Es una suerte de comodín lingüístico. Tal vez llegue a ser un panlexema como bien lo es, actualmente, vaina y molleja. Pudiéramos decir que se encuentra en una etapa de expansión. Para que obtenga la categoría panlexemática, debe tener mayor presencia en el habla cotidiana y cubrir las principales categorías gramaticales, es decir, ser verbo: plomear, sustantivo: plomo, adjetivo: plomizo, etcétera. Si revisamos las escenas que les mostramos anteriormente, nos vamos a encontrar que en la primera, el término plomo, significa arrancar. En la segunda se entiende: acelera más, no te detengas. En la tercera, plomo es bala, o sea muerte y en la última, la expresión conlleva un trasfondo adverbial: equivale a sí. En definitiva, es la gente la que le otorgará la condición de panlexema a plomo. Tendrá que hacerse una costumbre en el discurso diario. Todo en la vida es plomo. Los juguetes tienen plomo, las aguas del río son una mina pero de plomo, muchas personas caen como un plomo: pesadísimas. Y por último, este artículo sale publicado con plomo en el ala, es decir, no está muy bueno.
Duglas Moreno

1 comentario:

Unknown dijo...

es cierto que la lectura no atrae mucho la atencion, pero lo que nos quiere decir la misma si es facil de comprender. y ya que esto es rutina diaria es necesario que nos empapemos con dicha informacion.
Willian Cedeño
Ingenieria Agraindustrial.